A new technique identifies blood markers for organ-specific aging and related illnesses—but it’s a long way from the clinic.
Uno es tan viejo como se siente, dice el refrán. Pero una nueva investigación sugiere que uno puede ser tan viejo como su órgano más viejo. Los científicos afirman haber desarrollado un método sencillo, basado en un análisis de sangre, para medir la velocidad de envejecimiento de órganos individuales como el corazón y el cerebro. Cuando un órgano es sustancialmente “más viejo” que la edad real de una persona, el riesgo de muerte y de enfermedades relacionadas con esa parte del cuerpo se dispara, según informan hoy los investigadores en la revista Nature.
